Apoyo al duelo
El proceso de fin de vida genera un gran impacto emocional en el paciente y en la familia. Esto requiere, por su complejidad, una mayor competencia en los profesionales que acompañan para dar respuesta a las múltiples necesidades que se generan.
El fenómeno del duelo ha sido estudiado a lo largo de los años, con la intención de ampliar su conocimiento y poder promover medidas de prevención para un desarrollo adaptativo del mismo, para evitar sus complicaciones, que se conocen como duelo complicado.
La finalidad del equipo que acompaña al paciente y a la familia en el final de la vida debe ser la de favorecer una maduración personal y familiar, ayudándolos a vivir la experiencia de forma constructiva. La elaboración del duelo anticipado mediante dinámicas que favorezcan la expresión es un factor protector para un duelo patológico posterior en la familia.
Por qué es importante el apoyo psicológico en el duelo
El duelo es una respuesta común y necesaria ante situaciones de pérdida, especialmente de amigos cercanos o familiares. Son situaciones que pondrán nuestras emociones al límite, suponiendo un verdadero reto que puede hacernos cambiar la percepción de la realidad.
Una gestión del duelo deficiente puede dar lugar a graves traumas y cicatrices que nos marcarán en el día. Por suerte, existen seguros de decesos que te permiten hablar con un psicólogo y empezar la terapia que te acompañará y te ayudará a mejorar tu situación.
Contar con ayuda profesional durante el duelo
Durante el proceso de duelo, la presencia de un profesional de la psicología especializado en la materia brindará un apoyo muy importante para lograr una recuperación emocional adecuada a tu forma de ser. Si bien es imposible asumir la pérdida en un corto periodo de tiempo, el trabajo conjunto entre el terapeuta y el paciente es la forma más segura de recuperarse por completo.
El objetivo de la terapia de duelo es que el paciente restablezca el equilibrio emocional a través de la asistencia psicológica. Esta se centra en guiar al paciente para que gestione sus emociones y pensamientos de forma saludable.
Uno de los aspectos más importantes de este tipo de terapias es que las personas puedan sentirse acompañadas, con la orientación necesaria para aceptar los hechos recientes. Al final, el paciente podrá integrar en su vida diaria lo sucedido y seguir adelante.
Aunque podamos apoyarnos en familiares y amigos, es posible que ellos tampoco sepan ayudarnos o cómo llevar el duelo de la forma más acertada. Es por ello que, aunque siempre se recomienda la ayuda en el duelo, puede haber situaciones en las que la asistencia psicológica sea particularmente necesaria.
¿Cuándo acudir a un psicólogo especialista?
Cuando los síntomas de duelo, como la tristeza, la apatía o la ira, persisten e interfieren en tu vida diaria, es importante acudir a un especialista que te ayude a comprender lo que sientes y a lidiar con la pérdida.
Si estas sensaciones no desaparecen, o incluso empeoran; si no te ves capaz de superar la marcha de un ser querido, debes buscar ayuda psicológica lo antes posible. Los expertos pueden darte las claves necesaria para gestionar tus sentimientos y recuperar el equilibrio emocional.
Muchas veces, el propio paciente es el que trata de bloquear el dolor y las sensaciones amargas, y esto lo único que consigue es causar mayores problemas y alargar el proceso de duelo. También hay ocasiones en las que nos quedamos en una de las fases de este duelo y no somos capaces de avanzar, por eso debemos trabajar junto a un psicólogo.Debemos tener en cuenta que las circunstancias de la muerte (varias personas fallecidas en un corto periodo de tiempo, una muerte inesperada), la edad del fallecido o la relación que se tenía con él también afectan a la manera de sobrellevar el duelo. Algunas pérdidas pueden ser traumáticas, y será un terapeuta especializado el que nos ofrezca los recursos y herramientas adecuados para seguir adelante.
Cabe aclarar que este proceso doloroso suele aparecer también como respuesta a otras pérdidas. La muerte de una mascota, un despido laboral o una ruptura de pareja pueden llevarte al mismo camino.